Translate

viernes, 18 de septiembre de 2015

Cinnamon, entre cafés, barbas y tartas de Lady Biscuit...

Cinnamon, Calle San Vicente nº3, Bilbao.

En nuestra estancia en Bilbao hemos recorrido infinidad de lugares donde uno se puede alimentar mejor o peor y donde poder saciar el gusanillo de los pintxos tan famosos que siempre vemos en los reportajes, o simplemente porque un compañero nuestro nos cuenta su experiencia en sus escapadas al País Vasco. La verdad que hemos recorrido varios locales con estos pintxos y nos hemos encontrado de todo, mejores y peores, pero donde realmente terminábamos escribiendo nuestras andadas y publicando en las redes sociales todas nuestras experiencias bilbaínas no era en ninguno de estos lugares. 

Cinnamon @ C/ San Vicente nº3, Bilbao.

El lugar en cuestión es un establecimiento en el que nunca me hubiera parado en Madrid. Un lugar muy parecido a los cientos que hay en Malasaña, pero que en Bilbao parecía ser casi único. La única diferencia que yo encontré es que en Malasaña te puedes llegar a sentir desplazado si no estás dentro de la moda “vintage” de los que habitan el local, y en este lugar en concreto te hacían sentir uno más. La gente que entraba era de todas las edades y de distintas tribus urbanas. Nadie miraba, y me atrevo a decir ni miran a nadie por encima del hombro por no llevar esa camisa de los años 60 combinada con los pantalones de los 80. Vamos, que el postureo que tanto odiamos por nuestra parte, no existía. El lugar del que hablamos está situado en la calle San Vicente nº3, y desde que veis el ventanal podéis observar que dentro pueden llegar a ocurrir cosas estupendas, bienvenidos al “Cinnamon”.

Cinnamon @ C/ San Vicente nº3, Bilbao.

Al principio nos mostramos reacios a entrar, intentábamos conocer los lugares de los pintxos, pero al final cedimos y empezamos la experiencia Cinnamon. Primero fueron unos cafés, para tantear el camino y ver que se cocía. Ole tú, un café bien hecho, por fin. En este momento ya supimos que cada vez que nos apeteciera un café nos pararíamos aquí. Después nos atrevimos a pedir una caña, y ole tú otra vez, la sirven como se tiene que servir. Una “Mahou” de grifo bien fría y golpeada antes de entregártela. Y ya ganada la confianza atacamos a la comida.

Su carta no es de “Estrella Michelin” ni tiene diez páginas, pero lo que tienen en su única hoja es suficiente para saciar la gula que puedas llegar a tener, con sorpresa final y variada cada día para seguir leyendo hasta el final. Tienen un apartado de “Sandwiches” y otro de “Ensaladas” que sirven  solo de 13 a 16 de lunes a sábado. Las ensaladas, tenemos que decir que no las llegamos a probar, ya que somos más carnívoros que otra cosa, pero tenían una pinta cada vez que salía una que daban ganas de catarlas todas. Nosotros fuimos más de los sandwiches.

Detalle de carta @ Cinnamon, C/ San Vicente nº3, Bilbao.

Tienen 6 referencias, cada cual más original que la siguiente, pero nosotros teníamos una misión entre ceja y ceja, catar el “Williamsburg” 8,50€. Un sandwich con el elemento principal del que ya os hemos hablado en otra ocasión y que tanto furor está causando últimamente en varios puntos de nuestro país, el “pastrami”. 
El “Williamsburg” está compuesto por una barrita rústica estilo pannini cargado de pastrami, queso cheddar, chucrut y pepinillos con mayonesa de rábanos y mostaza de paprika pasado por la tostadora para que todos los elementos tengan la temperatura y consistencia necesaria para saborearlo al máximo.

Williamsburg @ Cinnamon, C/ San Vicente nº3, Bilbao.

Al principio nos pareció un poco triste, ya que no teníamos el efecto guau necesario para que dedicáramos tiempo a hablar de ello, pero cuando ya le habíamos dado un par más de mordiscos empezamos a disfrutarlo de lo lindo. Sabores fuertes pero suaves a la vez sin canibalizar el uno con el otro. En todo momento puedes definir y encontrar todos los elementos sin dudar un instante. Lo acompañan con unas pocas patatas paja de las de toda la vida que aunque parezcan pocas, terminan siendo demasiadas.

Thate @ Cinnamon, C/ San Vicente nº3, Bilbao.

La segunda referencia por la que nos declinamos fue el “Thate” 7,50€. Una salchicha de frankfurt, con cheddar, pepinillos y cebolla frita. Desafortunadamente cuando estuvimos no les quedaba el pan de perrito y nos lo sirvieron con el pannini cosa que no nos dejó disfrutar al 100% pero si al 99%. Lo importante era el sabor y la combinación de los productos. Para los amantes de dicha salchicha es una parada obligatoria para degustarla y aprender un poco de su calidad y procedencia. La salchicha de frankfurt Thate está elaborada artesanalmente en la charcutería alemana Luís Thate, fundada en el 1922 por Hermann Thate en el ensanche de Bilbao, donde siguen la tradición y las recetas después de 3 generaciones.

Y he aquí la sorpresa final… las tartas de Lady Biscuit. 

Cada día si te acercas a sus condominios, en la barra del local, puedes apreciar una colección de tartas que varía cada día, aparte que si no corres y te confías demasiado, te puedes quedar sin. Nosotros tuvimos que correr varias veces sin suerte al principio para poder saborear una de estas famosas tartas caseras, pero cuando lo logramos nos comimos dos del tirón y nos quedamos con las ganas de hincarle el diente a una tercera pero el espacio de nuestro estómago aunque no lo parezca, es limitado.

Tarta de Queso @ Cinnamon, C7 San Vicente nº3, Bilbao.

La primera una “Tarta de Queso” esponjosa y sabrosa con un sabor fino a queso, fue la causante de que quisiéramos fundirnos con la segunda tarta ya que para nada fue pesada.

Tarta de Dulce de Leche @ Cinnamon, C/ San Vicente nº3, Bilbao.

La segunda una “Tarta de Dulce de Leche”. Para que decir nada… una imagen vale más que mil palabras.

Nuestra experiencia fue de lo más agradable y variada como habéis podido apreciar. Una gente muy agradable y con ganas de prosperar y dar lo mejor de ellos a todos los que queramos visitarlos. Una parada diferente en Bilbao que hará que disfrutéis de lo lindo.

Me olvidaba, hay una cosa que no nos gustó nada y que me preguntaban cada vez que podían, pero no se lo decíamos… el color verde con el que han pintado la nevera.


(Una experiencia para todos los gustos sin complicarse la vida pero recibiendo lo mejor de ella, sobre los 10€) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario