Bangkok y Phuket.
Una de las cosas que más nos han sorprendido de Tailandia son los precios abusivos de cualquier tipo de comida en los restaurantes y en los hoteles, por ésta razón casi todo el mundo terminamos comiendo en algún lugar de la calle donde encuentras varias casetas de comida callejera sin importarnos en ningún aspecto la calidad ni la sanidad. Por el simple hecho de estar de vacaciones nos quitamos los tapujos sobre estos aspectos y nos convencemos que es algo muy normal o exótico y que debemos hacerlo. Hasta cierto punto creo que hacemos bien, ya que a veces estamos sumergidos en tonterías excesivas que han hecho que sea pecado comer cualquier cosa que no tenga fecha de caducidad, pero tampoco hay que confiarse y dejarse llevar por la emoción y comer cualquier cosa.
Dulces de arroz variados @ Cina Town, Bangkok, Tailandia.
A nuestra llegada a Bangkok esperábamos encontrar todo tipo de comidas exóticas esperando en cada esquina, pero lo primero que vimos fue una cervecería irlandesa con costillas asadas y hamburguesas. Esa misma noche teníamos mesa reservada en uno de los mejores restaurantes de Asia así que no nos preocupamos mucho qué comer y dónde.
Hong Kong noodles @ China Town, Bangkok, Tailandia.
A la mañana siguiente después de un desayuno de hotel con el típico continental, japonés, chino, árabe y algún que otro estilo culinario más, nos adentramos por las calles de Bangkok para ver qué podíamos degustar. Sin saberlo terminamos en la zona más comercial de Bangkok, donde varios centros comerciales con sus grandes marcas y luces de todos los colores intentan sonsacar a quienes se atreven a entrar, tres veces más del precio original de cualquier producto que quieran comprar.
Evidentemente dentro de cualquier centro comercial encontrarás varios puntos de venta con una oferta muy variada, pero como ya he dicho, cuando vas de vacaciones vas a lo Rambo, sin miedo.
Bollitos al vapor variados @ Bangkok, Tailandia.
Paseamos por los alrededores hasta encontrar un sitio donde hacen bollitos al vapor rellenos de carnes varias y algún que otro dulce. Nos pedimos uno de carne de “Pulled Pork” y otro de “Pollo con Crema de Kimchi y Mahonesa de Cacahuete”, ambos bastante ricos y con un toque de picante de escándalo. No superaron los 3.00 €, cosa que lo hace caro por lo que recibimos, pero íbamos por el buen camino.
Brochetas variadas a la barbacoa @ Bangkok, Tailandia.
Después de dar alguna que otra vuelta más terminamos comiendo algunos que otros alimentos que en alguno de los casos no teníamos ni idea de lo que eran. Unos fueron unas “brochetas de cerdo con salsa barbacoa” que estaban de escándalo por unos 30 céntimos, unos “huevos de codorniz rebozados” también por unos 30 céntimos y unas “bolas de masa rellenas de gambas, queso, jamón york y algo más cubierto con alguitas y un par de salsas” por unos 2.00€. La verdad que la experiencia no estuvo nada mal, pero no era todavía lo que queríamos encontrar, queríamos algo más callejero, algo más peligroso a lo que calidad y sanidad representan.
Brocheta de huevos de codorniz rebozados con salsa de miel @ Bangkok, Tailandia.
La mañana siguiente nos adentramos al barrio chino de Bangkok, ya que por lo visto sería el lugar que realmente estábamos buscando y donde realmente podríamos disfrutar de lo lindo a lo que comida callejera representa. Y menos mal que tomamos la decisión de acercarnos a este barrio…
"Takoza" bolitas rellenas variadas @ Bangkok, Tailandia.
Calles repletas de gente sin espacio alguno, con los coches pasando entre nosotros, paradas de comida por todos los lugares imaginables e inimaginables, olores rancios, olores agradables, un sinfín de sensaciones a cada paso que dábamos.
Dulces variados estilo crepes con cremas y salchichas @ Bangkok, Tailandia.
Comimos en varios puestos, donde disfrutamos de varias especialidades saladas, dulces y donde el precio máximo no supera los 30 céntimos y donde comimos varios platos con bebidas incluidas por menos de 3.00€ los dos. Lo primero que nos pasó por la cabeza después de ver como tenían la comida amontonada en medio de callejones y donde lavaban los platos con agua básicamente fétida, fue cuanto tardaríamos en visitar un lavabo y seguidamente un hospital. Ese momento nunca llegó. Fue una experiencia de lo más satisfactoria y especial, donde pudimos disfrutar de lo lindo de todo lo que pudimos ingerir y de la experiencia de visitar dichos callejones.
El mejor Pad Thai callejero de Bangkok @ China Town, Bangkok, Tailandia.
El recuerdo que nos hemos traído de Bangkok no son los “Tuk Tuk” ni ninguna comida en especial, sino que el olor a cloaca que se despliega por toda la ciudad y que parece ser que a nadie le importa.
A la mañana siguiente salimos hacia el Benidorm de Tailandia, donde te crees que vas a vivir de maravilla por muy poco dinero, pero realmente te encuentras precios de lujo para cosas que en realidad pagarías diez veces menos. En nuestro hotel teníamos alojamiento y desayuno y menos mal. Menos mal porque un desayuno costaba ni más ni menos que unos 30.00€, tal y como lo leéis. Nuestro hotelazo cobraba por un desayuno unos 30.00€ y lo más fuerte es que estaba lleno a rebosar a diario. Vistos los precios os podéis imaginar lo que cobrarían por una comida o una cena, nosotros no nos la jugamos.
Pad Thai callejero @ Phuket, Tailandia.
Cada noche salíamos a cenar a unas paradas estilo feria que estaban a unos 10 minutos andando y donde podías disfrutar de los platos más tradicionales como el “Pad Thai” que no superaba los 5.00€ por ración, o mariscos y pescados varios a precios reales y sin el abuso y extorsión de los restaurantes o los hoteles.
Calamar a la BBQ callejero @ Phuket, Tailandia.
Aun así y evidentemente, te cobran un poco más de lo normal ya que tienen que aprovechar un poco el tirón de los turistas. Durante todas las noches que comimos en estas carpas, ninguna de nuestras cenas supero los 30.00€ para los dos, cosa que nos ayudó a gastar un poco menos de lo que ya estábamos gastando. Disfrutamos de calamar, gambones de película y de una variedad de fideos innombrable, todo cocinado a la barbacoa y al momento, sin nada preparado con anterioridad.
Gambones recién sacados de la pecera y cocinados a la BBQ en la calle @ Phuket, Tailandia.
La última noche quisimos darnos un capricho y cenar en un restaurante enfocado a turistas donde servían vino y así disfrutar de un par de vasos mientras cenábamos, la cerveza de todos los días empezaba a agobiarnos ya. Qué equivocación tan grande que hicimos. Pecamos de turistas y nos tomaron el pelo como a turistas. De principio a fin una desgracia tras otra. Para empezar nos dieron una mesa donde no se veía ni la carta porque según ellos se acababa de fundir la bombilla, evidentemente pedimos un cambio inmediato a una mesa decente.
Detalle restaurante callejero @ Phuket, Bangkok, Tailandia.
Al tomarnos nota especificamos entrantes y segundos, cosa que pareció ser un problema ya que hicieron lo que quisieron. Nos trajeron uno de los segundos sin haber recibido el vino para abrir el estómago, sin haber visto los entrantes, lo más divertido, seguidamente nos trajeron la cuenta. Vamos a ver… ¿te pido una cena completa y me traes un plato y la cuenta? Al menos dame la oportunidad de tomar un sorbo de vino. Al comentar nuestro problema pareció que todo podía empezar a salir bien, pues no. Nos trajeron el vino, cosa que a lo mejor después de probarlo podríamos haber evitado; nos trajeron uno de los entrantes y hasta que no terminamos y comentamos con nuestra camarera que faltaba otro, no se dignaron a sacarlo; sacaron uno de los platos principales, y a los 10 minutos sacaron el segundo, con un pequeño detalle… era el mismo que nos habían sacado hacía más de media hora cuando se equivocaron y nos sacaron un plato y la factura. Una experiencia de lo mas amarga posible en nuestra última noche de vacaciones.
El equipo de "De Restaurantes RC" disfrutando de lo lindo @ Phuket, Tailandia.
El viaje en sí ha sido una experiencia de lo más increíble. Hemos cenado en tres de los mejores restaurantes del mundo, “Gaggan”, “Aziamendi” y “Nahm”. Hemos comido en las calles más sórdidas de Bangkok rodeado de todo tipo de gente y pequeños animales. Hemos comido en carpas, mariscos, pescados y otras maravillas culinarias. No hay que olvidar los templos que hemos visitado, islas, playas, cuevas,… pero lo mejor de todo y lo que hicimos con más agonía de todo, fue el llegar al aeropuerto de Bangkok y gastarnos 30.00€ con un par de hamburguesas grasientas con sus patatas fritas y mil salsas.
A quien le guste Benidorm le gustará el Sur de Tailandia... la próxima vez nos vamos al Norte, con todo el respeto y admiración.