Cuando alguien te dice que ha estado en Santoña, una cosa te
viene a la mente, anchoas. Pues sí, eso es lo que todos buscamos cuando vamos a
Santoña. Pero no hay nada más?
Paseo de Santoña @ Santoña, Cantabria.
Nuestra visita empieza en el Paseo de Santoña, donde con un
tiempo medio de tormenta y a 8 grados, nos cruzamos con un caballero en bañador
que acaba de salir del mar quejándose de que le duele un poco la garganta.
Nos dirigimos recomendados por un compañero, a la Taberna
Casa Alberto en C/ Santander nº8, donde nos comenta que se comen las mejores anchoas de Santoña, un
lugar como nos gusta, solera mires donde mires. Esas estanterías repletas de
botellas que hace años nadie toca.
Taberna Casa Alberto @ C/ Santander nº8, Santoña, Cantabria.
Con banderines de equipos de fútbol
pinchados con chinchetas. Y con el camarero, que se supone que es Alberto, que
debe haber pasado media vida detrás de esa barra.
Taberna Casa Alberto @ C/ Santander nº8, Santoña, Cantabria.
Nos pedimos un vino tinto crianza, un queso curado de los
que te secan la lengua con sólo apoyarlos en ella y unas anchoas de la zona, qué
maravilla de sabores y combinación. El vino, con una acidez, estructura y
taninos suaves, tal y como debe de ser.
Taberna Casa Alberto @ C/ Santander nº8, Santoña, Cantabria.
El queso, inmejorable para acompañar a
ese vino. Un queso de vaca curado distinto y único. Y como no, las anchoas. Unas
anchoas, que aunque venían en lata, como estaban. Sobadas a mano, tiernas, con
carne, su punto de sal, sin espinas y con el aceite adecuado para que no
pierdan sus propiedades ni su sabor.
Taberna Casa Alberto @ C/ Santander nº8, Santoña, Cantabria.
La verdad que la visita a Casa Alberto fue lo mejor de
Santoña, ya que nuestra segunda visita a otro establecimiento, no nos sorprendió ni enamoró para volver.
El vino fue correcto, pero la comida no se salía de la comodidad de una selección
que puedas encontrar en cualquier restaurante común de España. Sorprendido por
esta situación, me di una vuelta por las calles cercanas, y la verdad que todos
los restaurantes que encontré, eran iguales. Sin arriesgar, ni mostrar un interés
para que los que no conocíamos la zona, quisiéramos volver para probar otros
platos que se nos pasaran en ese momento.
Eso sí, nos vamos con muy buen sabor de boca gracias a
nuestra primera elección, y si alguna vez volviéramos, la Taberna Casa Alberto
sería nuestra primera y última parada.
( 4 personas €15 aprox )
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